- ¿Usted tiene idea de lo que acaba de hacer?

- Sí, he matado a John Lennon.

Hay sol, pero hace frío en Nueva York. Despunta -aunque nadie lo sabrá hasta varias horas después- un día que pasará trágicamente a la historia mundial. Un día que miles, millones de personas alrededor del mundo recordarán décadas más tarde, con detalles precisos, con el corazón todavía acongojado. Sin embargo, Mark Chapman dirá después que así como estuvo ahí, podría haber estado frente a la residencia de cualquier otro famoso. Que así como fue Lennon, pudo haber sido otro.

Son las 17 del 8 de diciembre de 1980 cuando el ex beatle atraviesa por última vez el portón del edificio Dakota, su residencia y la de su mujer, Yoko Ono, en La Gran Manzana. Alguien lo intercepta en el camino hacia su limusina, le pide que le firme un ejemplar de su último disco, “Double fantasy”. Es Chapman. El músico accede cortésmente; escribe “John Lennon 1980” -una foto llega a capturar ese instante concreto- y se sube junto con Ono al auto que lo llevaría a los estudios Record Plant.

Hay una espera mediana entre el momento en que Chapman ve desaparecer la limusina y la hora de los balazos, pero esa guardia no es nada a la par de la que el asesino ha emprendido hace dos días, cuando se instaló frente al Dakota con una provisión mínima: el álbum “Double fantasy”, un ejemplar del libro “El guardián entre el centeno”, de JD Salinger, y un revolver calibre 38. Es el que empuñará horas más tarde, cuando el auto que trae de regreso a la pareja vuelve a estacionarse ante él. Lennon trae consigo las cintas de “Walking on thin ice”, la canción en la que estaba trabajando en ese momento. “¿Señor Lennon?”, llama Chapman. Lo que ve venir el beatle cuando se da vuelta son los cinco disparos que lo hieren de muerte. Cinco disparos que -también- dejarán herida para siempre a buena parte de la historia universal de la música.

Dos formas de seguir

Hay una seguidilla instantánea: Lennon alcanza a decirle a Yoko “me han disparado” y cae en estado de inconciencia; Chapman sólo atina a sentarse en el cordón de la vereda; el guardia del Dakota corre hasta el cuerpo todavía con vida del ídolo; la Policía llega de inmediato y el músico es subido en el asiento trasero del patrullero; la guardia del Hospital Roosevelt lo recibe, pero no hay nada que la medicina pueda hacer contra la magnitud de las heridas. John Lennon muere antes de la medianoche.

Hay otra seguidilla, no tan inmediata. Es la que se genera cuando la noticia del fallecimiento comienza a expandirse por el mundo y a impactar en la sociedad. “Como pocos otros momentos de nuestra vida, todos recordamos cómo supimos de la muerte de Lennon con la misma intensidad con que su música, su poesía y su mensaje todavía forman parte de nosotros”, aventura Víctor Chocobar, fundador del grupo beatle local La terraza de Apple y uno de los tucumanos que más conocen la historia del grupo y de sus integrantes. Tanto a él como a otros referentes entrevistó LA GACETA para conocer qué estaban haciendo cuando se enteraron del hecho.   

Precisamente, La terraza de Apple recordará esta fecha con la proyección de la película “Imagine”, a las 19.30, en el Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265). Se trata del documental que representa la biografía más autorizada del músico. En el mismo lugar, a las 21.30, realizarán un recital en el que interpretarán las canciones que Lennon creó para los Beatles. Con el valor de una misma entrada se accede a ambas presentaciones. También el Mancleto Beat Trío hará un homenaje, a las 22.30, en el bar Beckett’s (25 de Mayo 783).

PATRICIA SALAZAR
“Sentía que mi adolescencia se moría con Llennon”

Lo supo y se encerró en el baño a llorar. Así reaccionó la cantante Patricia Salazar, que aún vivía con sus padres, cuando le dieron la noticia. “Sentí que mi adolescencia se iba con Lennon, que una parte mía moría con él -explica-. Hasta entonces había sido fan de los Beatles, de sus canciones y melodías, no analizaba las letras. Cuando fui más grande y maduré entendí que quien transmitía el mensaje social era Lennon. Ahí se volvió mi beatle favorito, me parece la mejor conjunción de música y contenido y que los demás no tienen eso. Desde entonces, el sentimiento más parecido a ese me surgió cuando falleció Néstor Kirchner”.
 
HUGO SOLARZ
“Sabíamos que el mundo no volvería a ser igual sin él”

El periodista Hugo Solarz se enteró a partir de la llamada de un amigo. “Me afectó mucho. Casi me caí al escucharlo y me puse a llorar. Yo había sido el primero en poner un tema de los Beatles en una radio tucumana (fue “Love me do”, en 1963, en un programa de LV12). Veníamos de una década con la banda separada, algo que ya había sido difícil deglutir, y esta noticia nos dejó sin ánimos. Sabíamos que el mundo no volvería a ser igual sin este pensador tan claro y profundo. Dentro del grupo mi preferido era Paul McCartney, pero empecé a tener otro sentimiento con Lennon tras la separación. Lamentablemente, todo fue muy corto”. 
 
GABRIEL FULGADO  
“Sobre la locura, su música seguirá construyendo puentes”

“Estaba estudiando en mi casa -recuerda el productor Gabriel Fulgado-. Mi mamá me dio la noticia, sabiendo que se trataba de alguien muy querido. Lo primero que me pregunté fue ‘¿por qué él?’. Sentí que había perdido a un hermano, algo mayor, pero inmensamente más sabio. Reconocí que no sólo el sueño había terminado sino que despiertos podíamos vivir una pesadilla. Hoy, habiéndolo sobrevivido 35 años, pienso que su muerte adelantó noticias del futuro, y que no era bueno lo que contaban. También que, por sobre la locura y la muerte, su música seguirá construyendo  puentes hasta que lleguen hombres mejores que puedan concretar los sueños de Lennon”. 
 
VÍCTOR CHOCOBAR
“Oí la noticia en un ómnibus y tuve que bajarme de la impresión
 
El abogado Víctor Chocobar -líder de La terraza de Apple- recuerda detalles: “hacía mucho calor. Yo trabajaba en una agencia de turismo que ya no existe y hacia allí estaba yendo en un colectivo de la línea 7. A la altura del cruce de las avenidas Belgrano y Ejército del Norte escuché la noticia por la radio. Me dio tanta impresión que me bajé del ómnibus y me senté en el escalón de un negocio, justo en esa esquina. Estuve ahí un rato, no lo podía creer. Después supongo que habré tomado el colectivo siguiente; me fui a trabajar y a averiguar si se sabía alguna otra cosa. La gente estaba muy conmocionada por lo inesperado y lo trágico del hecho”. 

Punto de vista
 
Severos rasgos psicopáticos

CARLOS IRIARTE / Psiquiatra 

Llegar a cometer un homicidio es parte de un proceso concatenado que, en alguna medida, habilita al sujeto para producir estos síntomas tan graves. En las distintas biografías de Mark Chapman encontramos que tenía un padre abusador de él y de la madre. La primera consecuencia de esto fue la depresión que se describe: los abusos lastiman por el hecho en sí y por la consanguinidad, que aumenta el daño. La falta de cuidado de la familia con un hijo hipertrofia su vulnerabilidad. Dicha depresión se acompañaba, al parecer, de alucinaciones auditivas que agravaban el cuadro. Hubo además un intento de suicidio y la persistencia de ideación suicida en gran parte de su vida. Se configura un cuadro muy disociado -depresión por un lado e ideas paranoicas por otro-, pero con pleno conocimiento de la realidad. Probablemente por eso le negaron ocho veces la libertad condicional, por ser aún peligroso para terceros. A la vez, y pese al tiempo transcurrido, no hubo una toma de conciencia de semejante incidente. Esto evidenciaría rasgos psicopáticos severos en la personalidad de Chapman.